...Bienvenidos a BLOG DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS... puedes seguirnos en FACEBOOK o en nuestro FORO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS... Gracias por participar...

martes, 25 de mayo de 2010

2010 Año del Bicentenario Argentino

2010 Año del Bicentenario Argentino

El 25 de Mayo de 1810
















“Uno podría preguntarse con todo derecho: 
¿la revolución de Mayo fue un acto 
económico, un acto político, un acto militar? 
Y responderse: no, fue un acto escolar.” 


Felipe Pigna, profesor de Historia UBA.


INTRODUCCIÓN
Sólo vagos recuerdos meteorológicos, y algunos nombres, pero fundamentalmente intrascendentes polémicas como si usaban o no paraguas la gente en la plaza, o si French y Beruti repartían escarapelas, y las infaltables negras mazamorreras. Así pasa en nuestras vidas el acto fundacional de la historia Argentina, vaciado de todo contenido, reducido a recuerdo escolar un hecho tan trascendente que plantea cuestiones básicas aún no resueltas como la justicia, la equidad, el modelo económico, la dependencia y la corrupción.























Me propongo en las siguientes líneas hacer una breve reseña de los importantes hechos acontecidos hacia 1810 y que desembocaron en la revolución de Mayo para comprender su importancia con el deseo de que al conocer un poco más la historia argentina podamos también reivindicar ciertos hechos con razones valederas y sepamos al menos porque este día es merecedor de un feriado nacional


EL ESCENARIO
Luego de las invasiones inglesas el virrey Sobremonte (el que huyó rápidamente al enterarse de la invasión con el tesoro nacional sin oponer resistencia al invasor) había sido obligado a renunciar y fue reemplazado interinamente por el héroe de la reconquista Don Santiago de Liniers (de origen francés), el cual fue confirmado en su cargo en 1808 situación que inicialmente alegró a los criollos pero enojó a los “realistas” españoles que se oponían a este por su origen teniendo en cuenta que por ese entonces Francia y España estaban en guerra.

Con el tiempo el “caudillo” popular Liniers se convirtió en uno de los virreyes más corruptos e inescrupulosos de esas tierras. Hasta que a fines de 1809 llegó designado por la Junta de Sevilla (único ámbito de gobierno en pie ya que los franceses tenían el dominio casi total del país a excepción del sur donde los españoles daban batalla aún) en reemplazo de Liniers, Don Baltasar Hidalgo de Cisneros apodado “el sordo” por haber sufrido una explosión de mortero cerca suyo en la batalla de Trafalgar aunque bien podría caberle este apelativo a la hora de escuchar los reclamos del pueblo tiempo después.

Por otro lado en los ambientes intelectuales del Alto Perú cuando se supo que España había sido invadida por Francia y que Napoleón (emperador francés) había tomado como prisionero a Fernando VII rey de España se comenzó a cuestionar el destino de estas tierras, surgiendo así el “silogismo de Chuquisaca”, impulsado entre otros por Bernardo de Monteagudo, el cual planteaba que si “las indias” son un dominio personal del rey de España, y este está impedido de reinar, entonces “las indias” debían gobernarse a sí mismo.

El 13 de Mayo de 1810 llegó a Montevideo una fragata inglesa con noticias y periódicos contando los sucesos ocurridos en Europa acerca de la disolución de la Junta de Sevilla y la formación de un Consejo de Regencia que ya no poseía ningún poder real. El virrey Cisneros enterado de esto trató de evitar la distribución de estos periódicos pero uno llego a manos de los abogados Manuel Belgrano y de Juan José Castelli quienes se encargaron de difundir las noticias en Buenos Aires.

Los criollos querían un gobierno propio, pues temían ahora caer en manos de los franceses, y usarían como ideal revolucionario nada menos que los de la propia revolución francesa ocurrida en 1789.



LA SEMANA DE MAYO
El 18 de mayo de 1810 los pobladores de Buenos Aires estaban todos informados de los gravísimos hechos ocurridos en España y sabían que la soberanía española se encontraba reducida a la ciudad de Cádiz y a la isla de León. Los patriotas pensaron entonces que había que hacer lo mismo, o sea crear una junta de gobierno, hasta que se defina la situación en la península. Reunidos en casa de Don Nicolás Rodríguez Peña, los revolucionarios encomendaron a Martín Rodríguez y Juan José Castelli pidieran al virrey Cisneros la convocatoria a cabildo abierto.

El sábado 19 de mayo, teniendo en cuenta la grave situación, el virrey Cisneros muy preocupado consultó a sus principales jefes militares quienes le informaron que en caso de alzamiento no lo apoyarían. 





















El 20 los encomendados le comentaron al virrey la necesidad de convocar a un cabildo abierto para decidir la situación y este ensayó un discurso de insolencia y atrevimiento al cual Rodríguez le advirtió que no era momento de demostrar sus capacidades histriónicas y le dio cinco minutos para decidir. Sin el afecto del pueblo y sin el apoyo del ejército el virrey no tuvo otra alternativa más que aceptar. 

El día 21 se reunió el cabildo como de costumbre para tratar cuestiones de la ciudad pero los cabildantes tuvieron que interrumpir sus labores puesto que la plaza estaba ocupada por unos 600 hombres revolucionarios armados con pistolas y puñales que desconfiaban de la palabra del virrey y exigían la efectiva realización del cabildo abierto (hay que recordar que parte del pueblo se había armado en la época de la reconquista para repudiar las invasiones inglesas pocos años antes). Se enviaron 450 invitaciones a los principales sacerdotes, militares, hacendados, comerciantes y vecinos más destacados de la ciudad.

Por fin el cabildo se llevo a cabo el 22 de mayo y concurrieron unos 250 vecinos (27 sacerdotes, 59 militares, 3 marinos y el resto comerciantes y vecinos) en su mayoría patriotas puesto que los realistas eran intimidados por French y Beruti quienes lejos de repartir escarapelas eran los líderes de las milicias revolucionarias, incluso además el encargado de la imprenta de los niños expósitos donde se imprimieron las invitaciones hizo algunas de más que entregó a sus amigos patriotas. Pese a que casi todos eran partidarios de una Junta de Gobierno propio pronto se encontraron con la respuesta de los realistas que consideraban que el Virrey debía continuar en su cargo. 
















La voz realista se hizo oír cuando el obispo Lué y Riega, jefe de la iglesia local, dijo que “mientras hubiera un español en estas tierras se le debía obediencia”. Pero el gran orador de la jornada resultó ser el abogado Juan José Castelli, la voz de la revolución, educado en Chuquisaca, quien expresó que la soberanía de la junta había concluido con la disolución de la Junta Central agregando que las posesiones de ultramar eran de la corona Española y no de la Nación Española y al no existir ya la dominación de Fernando VII, prisionero de los franceses, finalizaba tal poder. Brillantemente agregó respondiendo al obispo que “si el derecho de conquista pertenece al país de origen conquistador, justo sería que España comenzara por darle la razón al Obispo y abandone la resistencia a los franceses y se someta a su poder”. “La razón y la regla tienen que ser iguales para todos”, agregó. Surgieron también otras voces que sugerían consultar a los pueblos del interior pero fue Juan José Paso quien contestó que no había tiempo para consultas y Buenos Aires podía tomar tales atribuciones, sujeta a posteriores aprobaciones. 

Se procedió a la votación para decidir la suerte del virrey y el 23 de mayo se conocieron los resultados. Con más de 100 votos triunfó la postura que pedía la separación del Virrey, el cual si bien cesaba en sus funciones fue designado Presidente de la Junta de Gobierno a integrarse entre otros también por Castelli y Saavedra. El coronel Martín Rodríguez señaló que la maniobra era “una traición contra el pueblo, y se lo reducía al papel de idiota”.

El 24 de mayo se juro la fidelidad al rey “Fernando VII y sus sucesores” e inmediatamente se hizo conocer a los habitantes de la ciudad. La reacción de los vecinos fue de un rechazo total. Los criollos, entre ellos Don Manuel Belgrano, veían desvanecerse la posibilidad de tener un gobierno propio. Se produjeron disturbios en varios lugares y se pidió la renuncia de Castelli y Saavedra. Los valientes pobladores de Buenos Aires que habían rechazado las invasiones inglesas no renunciarían tan rápido al sueño de un gobierno propio. La Junta quedó disuelta y se convocó nuevamente a un cabildo para el día 25.















EL 25
El viernes 25 de mayo amaneció frío y lluvioso. Desde muy temprano el vecindario se reunió en la plaza mayor, frente al edificio del Cabildo algunos con paraguas y otros no ya que si bien estos existían eran un artículo de lujo para la época.

Eran civiles, militares, sacerdotes, paisanos y también jóvenes y niños, y contaban con el apoyo de los milicianos encabezados por French y Beruti. El cabildo había decidido sostener la Junta anterior, a pesar de la oposición pero la falta de apoyo militar, obligó al ayuntamiento a pedir la renuncia del Virrey Cisneros (nuevamente) y aceptar una solicitud de 400 firmas exigiendo la conformación de una nueva junta. El cabildo no tuvo alternativa. Los Integrantes de esta primera Junta de Gobierno Patrio fueron Don Cornelio Saavedra (presidente), los abogados Don Juan José Paso y Don Mariano Moreno como secretarios, y los vocales Don Manuel Alberti (sacerdote), Don Manuel Belgrano (abogado), Don Manuel de Azcuenaga (militar), Don Juan José Castelli (abogado), Don Juan Larrea (comerciante español) y Don Domingo Matheu (comerciante español). Los españoles que conformaban la junta lo hacían con la finalidad de formarla a semejanza de la de Cádiz y así salvaguardar estas tierras para el rey Fernando VII, y proteger la libertad de comercio. Esto puede ser interpretado como una verdadera declaración de independencia puesto que en ese momento nadie podría llegar a pensar que Napoleón sería derrotado y que Fernando VII volvería al trono por lo que declarar lealtad a un rey fantasma y no a un consejo de regencia vigente era toda una declaración de principios que abría el camino hacia una voluntad independentista.

Vendrían años muy duros con intentos realistas de recuperar el poder y complotar contra la junta y con decisiones complicadas para los miembros de la misma donde se decidieron muchas acciones militares, pero ese día glorioso, el 25 de mayo de 1810 nuestra patria iniciaba su marcha hacia la libertad y desde ese momento España no volvió a gobernar estas tierras.






















Bibliografía

* “Los mitos de la historia argentina” de Felipe Pigna, Grupo Editorial Norma.
* “Erase una vez la Argentina” capítulo 6
* “Argentinos Tomo 1” de Jorge Lanata, Ediciones B

No hay comentarios:

Publicar un comentario